miércoles, 29 de noviembre de 2017

¿Por qué en la Edad Media caminaban de manera diferente a como lo hacemos ahora?

Muchas cosas han cambiado desde la Edad Media a la actualidad, hasta los detalles más sorprendentes. Así, en la Edad Media no se caminaba como ahora. Y existen buenos motivos para ello. Roland Warzecha, un experto en armas y en reconstrucción de escenarios medievales, explica las claves en un vídeo. Si bien nosotros ahora, cuando damos un paso, posamos primero nuestro talón, en la Edad Media era al revés: primero se posaba la puntera del pie. El motivo principal es el desarrollo de la industria del calzado.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=233&v=EszwYNvvCjQ
Ahora tenemos suelas en nuestros zapatos, pero antaño no. El calzado no era mucho más que una especie de calcetín de cuero o piel. Por eso, las irregularidades del suelo se sentían mucho más intensamente en los pies. Los suelos no estaban asfaltados y había desperdicios, suciedad y todo tipo de obstáculos. Por ello, nuestros antepasados pisaban primero con la puntera del pie, de modo que sentían cómo era la superficie que pisaban y podían retirar el pie si no era seguro. Ronald Warzecha explica que los bebés cuando aprenden a andar, o nosotros mismos cuando caminamos descalzos por la playa repetimos ese gesto, que por otro lado, implica un mayor desarrollo muscular en los tobillos y los gemelos.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/3155227/0/por-que-edad-media-caminaban-diferente-ahora/#xtor=AD-15&xts=467263

¿Qué y cómo se comía en la Edad Media?

https://www.taringa.net/posts/info/19860104/Que-y-como-se-comia-en-la-Edad-Media.html

La respuesta encierra un sinnúmero de peculiaridades interesantes, tanto sociales como culturales. Veamos algunos de ellas.

¿Qué y cómo se comía en la Edad Media?


Los alimentos y platillos que día a día consumimos, así como las costumbres tienen un profundo trasfondo histórico y antropológico. Un platillo tradicional cualquiera es el resultado de una serie de encuentros (o choques) culturales. Y de esto damos cuenta si nos detenemos a apreciar la mesa medieval.

La Edad Media comprende desde el siglo V (a la caída del Imperio Romano) y hasta el siglo XV, en el año 1492 cuando fue descubierto el continente americano, otros autores indican el año 1453, cuando cayó el Imperio Bizantino.

Cómo se comía en la Edad Media y sobre todo qué se comía en esa época dependía completamente de la posición social a la que se pertenecía, esto no parece una gran noticia o diferencia a la actualidad, pero sí encontraremos peculiaridades muy interesantes sobre este aspecto y otros como el que muchos alimentos que son comunes en las actuales cocinas de los países europeos fueron introducidos hasta después del descubrimiento de América o que los abusos y escasez de algunos alimentos influyeron directamente en padecimientos comunes de la época.

Pan, vino y cerveza

gastronomia


Si algo se comía en grandes cantidades era el pan. El pan podía constituir hasta el 70% de la ración diaria de alimento de las personas de la época. Las clases bajas comían pan de centeno, cebada, alforfón, mijo y avena. Las harinas refinadas como la de trigo con el que se fabricaba el pan blanco las consumían principalmente las clases altas.

El pan se acompañaba con otros alimentos, se les denominaba "companagium". Una costumbre ampliamente presente en las mesas medievales eran los sops, que consistía en pequeños pedazos de pan con vino, sopa, caldo o incluso una salsa. De este platillo se derivan varias preparaciones en forma de sopas de la cocina europea actual como las sopas de ajo castellanas o las panzanellas italianas. Otros potajes preparados para acompañar el pan son precursores de platillos tradicionales actuales, como la adafina, popular entre los sefardíes presentes en España medieval, que bien puede ser el antecesor del cocido madrileño, la olla podrida de Castilla y León y el pote gallego asturiano. También de platillos como el Pot au feu tradicional de Francia y otros de Alemania y Marruecos.

Para acompañar el pan nada de agua sino vino, cerveza o sidra. Recordemos que en esa época las medidas higiénicas eran más bien precarias y el agua en general era un foco de transmisión de enfermedades. Por esto la presencia de bebidas fermentadas como la sidra, el vino, el aguamiel y, por supuesto la cerveza.

El consumo de cerveza era impresionante. Fuentes sugieren que en los países escandinavos se bebía hasta 6 litros diarios por persona. Si bien es cierto que era muy ligera en cuanto a los grados de alcohol que presentaba, la cantidad consumida por los escandinavos raya en el abuso. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que la cerveza y el vino eran preciados también por su contenido alimenticio y de esto, sobre todo en las clases bajas, no había muchas opciones para hacerse de proteínas e hidratos de carbono como las presentes en la cerveza.

En países mediterraneos se acostumbraba mucho más el vino. Se bebía de distintas formas: solo, con agua o especiado con jengibre, cardamomo, pimienta, granos de paraíso, nuez moscada, clavos y azúcar. La distribución de los vinos, y en general de todos los alimentos, se dificultaba por la ausencia de métodos de conservación, así que los viñedos que subsistieron fueron aquellos a orillas de ríos importantes. Dos vinos medievales muy populares fueron el hipócrás o ypocrás usado más que nada con fines medicinales; se elaboraba con vino tinto y blanco al que se le añadía miel o azúcar y especias. El otro vino fue el claurell que data del siglo XIV, presente solo en mesas de las clases altas. De su nombre se deriva el clarete.

La leche en cambio no formaba parte de la dieta común, ni se producían muchos derivados de la misma, sobre todo, y una vez más, por que las técnicas de conservación eran muy limitadas.

Carne y caza

bebidas


La carne no era, como podemos suponer, un alimento que consumieran con frecuencia las clases bajas. El consumo de cerdo era lo más común, no así la vaca o la ternera. La carne era abundante en las comidas de las clases altas, se les consideraba de mayor alcurnia que los platillos a base de cereales o verduras.

En cuanto a las aves, de estas se consumían diversos tipos: cisne, codorniz, perdiz, cigüeña, alondra y patos salvajes. La caza se reservaba a las clases altas y la nobleza, siervos y campesinos tenían prohibido cazar. Era signo de poder y dominación de los territorios ofrecer en los banquetes animales de la caza. Los animales eran troceados y cocinados para luego ser presentados "armados" y adornados, si eran aves, con sus propios plumajes.

Las clases bajas comían los hígados, vísceras, patas, orejas y la sangre de los cerdos. En España ya era común la morcilla con piñones y pasas. El pescado se comía aunque en muchos casos en salazón, sobre todo en lugares lejanos a los mares. En países mediterráneos se acostumbraba comer moluscos como ostras y mejillones.

Vegetales y ricas especias

comida


Los vegetales y otros productos del campo como las leguminosas estaban presentes en los platillos medievales. Sin embargo, cabe recordar que varios vegetales muy comunes en la actualidad no existían en la Europa medieval, tales como las patatas, las judías verdes, cacao, tomates, pimientos, fresas y el maíz. Su introducción al continente europeo después del descubrimiento de América transformaron las cocinas del mundo.

Por otro lado, las especias eran consideradas un lujo, algunas sólo podían ser consumidas por las clases altas como el azafrán. La pimienta y la canela eran especias muy populares. Eran usadas para casi todas las comidas y, como mencionábamos líneas arriba, para especiar el vino.
Etiqueta y costumbres

alimentos


La práctica medieval más común era comer dos veces al día: un almuerzo cercano al mediodía que consistía la comida fuerte y una merienda más ligera. La iglesia católica y ortodoxa tuvieron una gran influencia en los hábitos alimenticios. Se consideraba, por ejemplo, que los banquetes nocturnos propiciaban el juego, la lujuria y demás actividades no bien vistas.

En los banquetes reales o nobles se disponían amplios tablones con manteles los cuales eran usados para limpiarse. No se usaban las servilletas, ni los juegos de cubiertos, sólo las cucharas y solo para algunos platillos. En cuanto a los cuchillos se esperaba que los comensales hicieran uso del propio, era común portarlos para usos múltiples. La etiqueta también marcaba que se podían usar hasta tres dedos para comer y era común compartir la escudilla y vasos con los comensales. Eso sí, antes de la comida se acostumbraba a ofrecer aguamniles y paños para lavarse las manos y la cara.

El anfitrión de la casa, sobre todo si era de la nobleza, usaban sus propias copas, muchas veces de oro y con joyas. Repartir el ejemplar que había cazado era un gran honor y usaba su propia espada para partir la carne. Se invitado a pinchar era un privilegio para los invitados.

Comilonas y hambrunas

edad media


El consumo elevado de carne en las clases altas causó enfermedades muy comunes en ella como la gota, propiciada por los elevados niveles de ácido úrico que producía la ingesta abundante de carne. Por otro lado, las clases bajas se enfrentaron a enfermedades diversas por la falta de variedad en sus platillos o ausencia de ciertos nutrientes, como el caso de la vitamina C, por lo que era muy común el escorbuto. También se enfrentaban a diversas enfermedades por la falta de higiene y productos de baja calidad o en mal estado como el denominado "Fuego de San Antón" o ergotismo, una enfermedad producida por un hongo que se cría en el centeno en mal estado. Los efectos de ingerir las micotoxinas de esos hongos van desde alucinaciones, convulsiones y contracción arterial, que puede conducir a la necrosis de los tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades principalmente.

Las poblaciones de la edad media se enfrentaron a diversas hambrunas, devastaciones por la guerra y un enemigo terrible: la peste negra o peste bubónica, la cual afectó a Europa durante el siglo XIV y se cobró la vida de al menos un tercio de la población continental. Algunos autores refieren que incluso fue hasta el 60% de los europeos de la época. Es considerada una de las las 10 pandemias más letales en la historia de la humanidad.

Recetarios

¿Qué y cómo se comía en la Edad Media?


El Llibre de Sent Soví fechado en torno al año 1324 es un libro vital para conocer la historia de la alimentación europea en la Edad Media y particularmente los orígenes de la cocina catalana.

Otro interesante libro sobre este tema es 'The Mediveal Cookbook' de Maggie Black en donde se realiza un recorrido por la época a través de recetas y más que nada un análisis de las historias y costumbres de distintas regiones europeas. El recetario presenta las recetas originales así como sus adaptaciones modernas para prepararlas en la comodidad de nuestro hogar y época.

LA HIGIENE DENTAL

La dentadura de la gente del siglo XX, y concretando en la occidental, ha sufrido (sufre y sufrirá) abrasiones, caries, abscesos, perdida de alguna pieza, sarro, coloración negra, piorrea, flemones... ¡lavándose incluso la boca con frecuencia! Y en tiempos pasados, pues lo mismo.
Tenemos noticias sobre el cuidado de los dientes ya desde la época de los romanos (y de los egipcios). Hombres y mujeres trataron por todos los medios no perder piezas dentales (y si era posible las más importantes: las que se veían). Carecer de algún diente era antiestético y por tanto vergonzante. En la mayoría de las ocasiones su pérdida se debía a alguna enfermedad. También se sabe que a ciertos reos, para abochornarlos, se les arrancaban.

Escritos del siglo XIII nos indican cómo debían ser los dientes de una mujer hermosa:  

En Speculum al foder (XV), refiriéndose a la nobleza y a belleza de las mujeres: «cuatro cosas muy coloradas: las mejillas, la lengua, las encías y los labios; cuatro muy blancas: el rostro, los dientes, el blanco de los ojos y las piernas».

En el Libro de Alexandre, de mediados del siglo XIII,  nos dice: «... los dientes bien iguales blancos commo cuajada...»

Para el Arcipreste de Hita, en su Libro de buen amor, 1330-1343: «la nariz afilada, los dientes menudillos, iguales y muy blancos, un poco apartadillos, las encías bermejas, los dientes agudillos, los labios de su boca bermejos, angostillos.»

En la obra Jeu de la Feuillée, de Adam de la Halle, h. 1276, el retrato de mujer ideal era: «la boca fina, fresca y roja, que deja entrever unos dientes regulares y billantes;»

A lo largo de toda la Baja Edad Media aparecen recetas para el cuidado de la boca y el fortalecimiento de los dientes. Estas se adaptaban a las necesidades de la persona, así como de la disponibilidad de determinados componentes. Pero en general las recetas (casi siempre caseras que se transmitían de generación en generación) eran fáciles de hacer, aunque otras llevaban componentes más caros solo aptos para gente adinerada.



H. 1480. Abrazo en la puerta dorada, Fernando Gallego, iglesia de Santa María, Trujillo, Cáceres (detalle)

El blanqueamiento de los dientes también era una preocupación en aquellos años, se usaban aglutinantes para conseguir algo similar a una pasta, o simplemente se hacían gárgaras con orina.
El uso de la orina se remota a los íberos, y se siguió utilizando durante en el siglo XVII, por su alto contenido en amoniaco; los romanos sólo tuvieron que perfeccionar el método añadiendo sustancias aglutinantes, piedra pómez y otros componentes más agradables. La orina también fue ideal para blanquear la lana y el lino.

Y por supuesto se usaron instrumentos para la higiene: los mondadientes (algunos hechos de madera perfumada). 
El comportamiento en la mesa fue también digno de ser escrito:
«Absteneos de escupir cuando estéis sentados en la mesa. Si os enjuagáis la boca cuando estáis comiendo, no debéis escupir el agua en el plato sino que debéis hacerlo en el suelo y educadamente.No os limpiéis los dientes o los ojos con el mantel.No os mondéis los dientes con un cuchillo, una paja o un palo en la mesa».

Erasmo de Rotterdam escribía: «Es preciso ser muy cuidadoso de tener los dientes limpios, pues blanquearlos con polvos es propio de jovencitos. Frotarlos con sal y alúmina es muy perjudicial y servirse de la orina para este propósito es cosa de españoles».

Dentiscalpium=Mondadientes: 

Instrumentos de limpieza. Museo Arqueológico de Palencia


El responsable de extraer los dientes era el cirujano-barbero o simplemente barbero. También cortaban el pelo, la barba y las peinaban. Realizaba sangrías. Y algunos... limaban los dientes con un instrumento metálico y los frotaban con una especie de ácido corrosivo... Fantástico método para tener más clientes que necesitaban dientes postizos. Los tratados de medicina hablan de dientes hechos con hueso de vaca, de marfil, de mármol o realizados con perlas, que se unían a los dientes sanos mediante un hilo de oro. Parece ser que las primeras dentaduras postizas se remontan a la época etrusca, aunque empiezan a tener más aceptación hacia principios del siglo XVI, cuya función será simplemente estética.


A continuación varias recetas medievales:

Polvo para los dientes: cinco onzas de alabastro, y cuatro onzas de porcelana, y seis onzas de azúcar fino, y una onza de coral blanco, y otra de canela, y media de aljófar, y media de almizcle. Todo hecho polvo. Limpiarse los dientes con estos polvos y enjuagarse la boca con vino blanco tibio.   

Remedio para los dientes: Haced una cocción de vino blanco y raíz de esquiriola. Y enjuagaos la boca con ella y no os dolerán los dientes.

Remedio para el dolor de ijada: Tomarán nueve cochinillas de unas que andan debajo de los naranjos que, en llegándoles, se hacen peloticas. Molerlas mucho y deshacerlas en vino blanco o en agua de azahar, y darlas a beber al enfermo. Hacer esto treinta días y quitársele ha el dolor de todo punto. Cuando bebiere esto, el enfermo acostarse ha sobre el lado donde fuere el dolor.

Remedio para las muelas: Dos onzas de rosas secas, y otras dos de mirabolanos, dos de nuez de aciprés verdes partidas, media onza de piedra alumbre, una cuarta de incienso, medio cuartillo de miel, medio azumbre de vino blanco. Puesto todo en una olla nueva y tapada muy bien, cueza hasta que mengüe la mitad. Y como haya cocido, coladlo y guardadlo en una redoma de vidrio. Y cuando os dolieren las muelas, poned esta cocción al fuego a entibiar. Y tomadla en la boca a la parte que os dolieren las muelas, y se os quitará el dolor luego.

Para el dolor de los dientes, y muelas: Para el dolor de los dientes, haréis decocción de raíces de jusquiamo, con vinagre, y agua rosada, y tomar de ella en la boca de cuando en cuando. Lo mismo hará una cabeza de ajos asada un poco al rescoldo, y amasada, y después puesta encima de los dientes, ó muelas que duelen, tan caliente como se puede sufrir; advirtiendo, que primero se ha de poner un poco de dicha masa en la oreja, á cuya parte estuviere el dolor.

Dientes movedizos: Si los dientes se menean, ó mueven, tomen alumbre, y agua rosada, y hagan decocción, ó tomen de la raíz del quinquefolium, y alumbre y aplíquenlo para confortar los dientes.

Mal aliento: Quien de si diere mal aliento, tome anís, algarrofas, almastiga y raíz de lirio azul, y cuézalo todo con vino; y use lavarse la boca con él y se quitará el mal aliento.

Principios del XVI. El entierro de Cristo, Maestro de Becerril, Museo Diocesano de Palencia  (detalle)

Bibliografía:
  • Anónimo: Manual de mujeres, en la cual se contienen muchas y diversas recetas muy buenas.
  • Criado Vega, Teresa: Las artes de la paz. Técnicas de perfumería y cosmética en recetarios castellanos de los siglos XV y XVI. Universidad de Córdoba, Anuario de Estudios Medievales, 41/2, julio-diciembre de 2011 pp. 865-897 ISSN 0066-5061
  • Fresneda González,  María de las Nieves: Atuendo, aderezo, pócimas y ungüentos femeninos en la Corona de Castilla, (siglos XIII y XIV) 
  • Herrero, Miguel: Oficios Populares en la sociedad de Lope de Vega.
  • Ortego Agustín, Mª Ángeles: Discursos y prácticas sobre el cuerpo y la higiene en la Edad Moderna I.E.S. Mariana Pineda. Madrid  https://www.ucm.es/data/cont/docs/995-2015-04-06-Higiene_Angeles29.PDF
  • Pérez Samper, María de los Ángeles: Los recetarios de mujeres y para mujeres. Sobre la conservación y transmisión de los saberes domésticos en la época moderna. Universidad de Barcelona.
  • Tena Tena, Pedro: Mujer y cuerpo en Al-Ándalus, Woman and Body in Al-Ándalus Instituto Cervantes. 5 Bis, Cours de la République. F-69100 VILLEURBANNE. C. e.: tena_pedro@yahoo.es BIBLID [0213-2060(2008)26;45-61]
Otras fuentes:

9 cosas asquerosas que las personas hacían en la edad media

https://elclubdelospoetasmuertos.net/9-cosas-asquerosas-las-personas-hacian-la-edad-media/

Se tardó 200 años para que se aceptara el Baño Anual. Y cuando se hacía, era en una tina de agua caliente.

2. La tradición del ramo de flores en las bodas se originó por las pestilencias
Era la única manera de que en las bodas se disimulara el olor de los novios.
3. Los hombres se bañaban más seguido que las mujeres
Se creía que si las mujeres lavaban sus zonas íntimas quedaban estériles.
4. Por lo general las personas, sobre todo las mujeres, se aseaban con toallas húmedas.
Solo imagínense qué tan limpios podrían quedar.
5. Podían pasar años antes que una persona lavara sus partes íntimas
¿Cómo podrías tener intimidad con alguien que se encuentra así?
6. En la edad media muchos usaban sombreros por la cantidad de piojos que tenían
Evitaban quitárselos para que los piojos no saltaran y por el mal olor de sus cabellos.

7. Le tenían miedo al agua
Creían que el agua debilitaba el cuerpo y que la capa de mugre más bien les daba protección.
8. La apariencia pulcra y perfecta que vemos en las películas es una completa mentira
La gente apestaba a causa de la falta de aseo personal, cuando llegó el cristianismo quitaron ciertos rituales de limpieza porque se los consideraban pecado de vanidad y un lujo innecesario.
9. La Reina Isabel de Castilla presumía cuando se daba un baño
Y solo lo hizo dos veces en su vida, cuando nació y antes de su boda
10. Mientras más personas, más apestaba todo
Si había gran aglomeración de personas en las calles todo se convertía en un gran concierto de olores y esa es la razón por la cual usaban el incienso, para dispersar los malos olores.

Vivimos en una época donde la higiene es casi obsesiva, hay millones de productos a tu disposición, cada uno prometiendo eliminar los gérmenes que otros dejan vivir. Jabones para las manos, champús con aroma silvestre, detergente para desinfectar muebles y ropa, incluso para aclarar las zonas íntimas. Aceptémoslo, nunca había sido tan importante la higiene personal, pero no siempre fue así. Si regresáramos 70 años en el tiempo estaríamos en aprietos, pues muy pocos de los productos que usamos cotidianamente existían. Ahora imagínense cómo era en la Edad Media, ¿no pueden? Pues aquí les tenemos 5 increíbles hábitos en la higiene de las personas en la época medieval.
Era muy poco común bañarse en esos tiempos. Las personas podían pasar meses o años sin hacerlo. Había baños públicos, pero como era demasiado costoso por calentar el agua, a menudo familias enteras compartían la misma agua. Eso era para las familias nobles, los pobres lo hacían en las aguas del río, estuviera el agua fría o no. Aun así, no era una práctica cotidiana. Para disimular los olores utilizaban esencias (los más ricos) y flores (los pobres).
Un problema bastante apestoso. Poder hacer las necesidades en la época medieval resultaría insoportable para una persona moderna. Primero, los nobles contaban con pequeñas letrinas apostadas en las paredes de los castillos, el retrete tenía un agujero que daba directamente al vacío, así los excrementos caían o quedaban embarrados en la pared del castillo. Para los pobres estaban las siempre confiables bacinicas que uno llenaba cuando lo necesitara y vaciaba en la calle gritando «agua va» para alertar a cualquiera que fuera pasando por la calle y no terminase bañado con excrementos. Por cierto, esta práctica duró varios siglos. También algunos hogares desarrollaron fosas sépticas para «guardar» los desperdicios. Como no eran limpiados tan a menudo, el olor era insoportable.
La ropa era lavada con lejía hecha con cenizas y orina. También muchas personas no cambiaban de ropa durante meses, como el rey Jaime VI de Escocia. Como no se cambiaba la ropa era muy común que estuviera plagada de piojos y liendres. Los nobles también las tenían y a veces se rapaban la cabeza para eliminar a estos bichos, solo que estos también habitaban las pelucas que se ponían.
Para sorpresa de muchos, en la Edad Media tenían gran cuidado de los dientes, los limpiaban con trozos de tela y con cenizas de romero. Tomaban estas medidas ya que si algún diente se pudría tendría que ser extraído y eso era bastante doloroso, pues no había anestésicos. Además, no existían las dentaduras, por lo que se vería afectada la imagen de las personas.
Como sabemos, la higiene no solo aplica a nuestra persona sino también a nuestro hogar. En la época medieval, los suelos eran de paja y para disimular los olores mezclaban en ella flores de aroma dulce como la lavanda, pétalos de rosa, manzanilla y margaritas. Las camas eran víctimas de todo tipo de bicho, incluso las aves llegaban a defecar en ellas. Para esto se construyeron camas con cuatro postes y un pequeño techo y con tela se logró aislar de estos animales.
Como puedes ver, no era nada sencillo vivir limpio en el Medievo, tampoco era común y hasta se consideró pecado y dañino para la salud. Eran épocas oscuras y a nadie le gustaría vivir en ellas ahora que saben cómo era la higiene.